Sin prueba alguna más que su dicho, la gobernadora Roció Nahle acusa a José Manuel del Río Virgen de estar ligado al crimen organizado y meter la cuchara en los conflictos electorales de Papantla y Poza Rica.

Lo acusa de robo electoral.

Le revive el expediente de un muerto que no mató y le muestra, cual árbitro de Chivas-América, una tarjeta incriminatoria donde que lo liga a la criminalidad.

En una palabra, revictimiza a quien el atarantado Cuitláhuac García mantuvo en la cárcel por un homicidio que no cometió.

José Manuel del Río Virgen es el chivo expiatorio de su fracaso electoral y algo más que esconde.

Alguien, seguramente el responsable de la política interior del Estado, Ricardo Ahued seguramente le aconsejaron que el Superman que le echó a perder el carro completo fue José Manuel del Río Virgen, quien por cierto no trabaja en el Senado de la República, sino en la Cámara de Diputados, ni paso 10 meses en prisión sino seis en una celda de dos metros.

Imposible, a pesar de los dichos de Nahle, que Del Rio tuviera tiempo de formar un “club delincuencial” ya que siempre estuvo aislado.

Ahí están las fotos, los videos y testimonios de la CNDH.

 Hoy la señora Nahle no acierta, titubea.

Lo del fracaso electoral es la sumatoria de no conocer Veracruz, a los veracruzanos y a la gente que le rodea.

De ahí que sus explicaciones sean muy simples. Denotan ignorancia, ausencia de contexto jurídico. No retiene términos técnicos, ni del lenguaje para darle credibilidad a sus exposiciones.

A la opinión pública, sin embargo, sí le queda claro que la gobernadora en el tema electoral pretende evadir su responsabilidad ente la debacle electoral de Morena.

Su salida al conflicto poselectoral al relacionar a Movimiento Ciudadano con el crimen organizado fue de risa al igual que en todo ese ajo quedara José Manuel del Rio Virgen a quien señala por sus ligas criminales, insisto, sin presentar pruebas.

Olvida que es inadmisible mostrar una tarjeta a lo lejos como prueba testimonial que en mucho recuerdan los debates electorales por la gubernatura en 2024, luego que fue acusada de enriquecimiento ilícito y un sinfín de propiedades.

Ahí aseguró que todo lo tenía documentando mostrando a lo lejos papeles que nunca se supieron en realidad que contenían.

En ese descuido le pasa de largo ¿acaso intencionalmente? que desde la Secretaría de Gobierno se tejieron desde el 2018 las alianzas con 11 cárteles dando preferencia al Jalisco y al de Sinaloa.

 ¿O no señor Bola #8?

Desde hace seis meses y días que tomó posesión la gobernadora carece de información política fidedigna.

No controla la Secretaría de Seguridad Pública que tiene presencia en todo el estado pero que no le rinde cuentas, ni toma el cuidado de elaborar el panorama político para el jefe del gabinete.

Hay vacíos por todos lados.

Para nadie es un secreto que la Fiscal Verónica Hernández sigue bajo la tutela del “Bola #8”, ni que los dineros públicos son controlados por un pariente político del Fiscal General Gertz Manero, quien se peleó con Pedro Miguel Rosaldo, candidato electo de Coatzacoalcos cuando era su Secretario de Egresos.

No hay control en el gobierno, por ello tropieza como sucedió al aceptar las recomendaciones chafas de candidatos de Morena que no ganarían ni un peluche en la feria del pueblo, menos las plazas que tanto le preocupaban.

Adanly Rodríguez no ganó Poza Rica porque a la hora de abrir ilegalmente las urnas para alterar las actas y votos, el OPLE no hizo bien la suma y la dieron por ganadora, pero ¡Oh, craso error! no contaron los resultados finales.

En el caso de Papantla fue también una suma de errores.

Su candidato Gonzalo Flores, recomendado por el subsecretario de Finanzas, Erick Domínguez resultó bastante pendejón y el pueblo de plano le dio la espalda.

De hecho, el ganador Mariano Romero se entendería que no pertenece al crimen organizado como asegura Nahle porque de ser así ya hubiera sido alcalde desde hace ocho años -perdió dos veces-.

Pero regresando al punto de partida ¿Por qué tanto interés en Papantla y Poza Rica?

La primera es porque Poza Rica es el enclave más importante del crimen organizado en materia de huachicol. Es el corredor natural entre el centro y sur del país. Mientras Papantla es la puerta de entrada donde están establecidos los dos carteles más importantes que se mueven en Veracruz.

La segunda razón es el real temor que le tiene Nahle a del Rio Virgen, quien actualmente es el responsable desde el Congreso de la Unión en San Lázaro de emitir en su calidad de Auditor de Control Interno y Evaluación Técnica de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, dos gordos expedientes.

Uno por un valor de 7 mil 800 pesos de dinero público que no puede comprobar el exgobernador Cuitláhuac García y el otro que solo con su firma se puede autorizar a la Auditoría Superior de la Federación, la ASF, “palome” el resultado de las tres auditorías que realiza sobre Dos Bocas.

Basta asomarse a la página de la AFS para que se observe el caudal de gastos de la refinería que no refina.

Lo que busca Nahle, por tanto, es presionar para que le autoricen el gasto de 22 mil millones de dólares que se gastó en el proyecto de AMLO.

Eso la tiene fuera de sus casillas. Es un tema del cual el Congreso de la Unión ya le reportó a la Presidenta Sheinbaum.

Del Rio Virgen es el malo de la película, es a quien busca revictimizar por la simple y sencilla razón para ver si llega a un acuerdo.

Pero… ¡Ojo!

Entre las múltiples omisiones y olvidos de Nahle están que José Manuel del Río es la mano derecha de Ricardo Monreal en la Cámara de Diputados y que a la fecha es el más cercano a Dante Delgado.

Tiempo al tiempo.