La salud mental y la prevención de adicciones constituyen ejes fundamentales del gobierno que encabezará Becerra Hernández en el municipio de Altotonga. La nueva administración se propone contener y atender estos fenómenos mediante programas integrales que involucran a instituciones, comunidad y jóvenes.
Según lo anunciado, el plan contempla una combinación de acciones preventivas y de atención focalizada: talleres de sensibilización, detección temprana de consumo de sustancias, apoyo psicológico accesible y redes de acompañamiento comunitario. En Veracruz, por ejemplo, se implementaron entre octubre de 2024 y abril de 2025 más de 16 900 talleres de sensibilización para adolescentes, así como cerca de 9 400 tamizajes en contexto escolar.
El reconocimiento de que “la salud mental y la prevención de las adicciones tienen carácter prioritario en las políticas públicas” fue ratificado con la reforma a la Ley General de Salud, la cual sostiene que el acceso a estos servicios debe ser universal, igualitario y equitativo.
¿Por qué este énfasis ahora?
Los factores convergentes lo explican: la pandemia de COVID-19 ha evidenciado el impacto de la ansiedad, la depresión y el aislamiento en la población. Así lo reconoció la administración federal al presentar el Plan Sectorial de Salud Mental y Adicciones 2023‑2024, que señaló que los trastornos de ansiedad y depresión aumentaron significativamente en ese contexto.
Para un municipio como Altotonga, esto implica una apuesta por atender lo que previamente había sido invisibilizado: la vulnerabilidad en jóvenes, la alteración de dinámicas familiares, y el consumo temprano de sustancias que puede evolucionar hacia conductas de riesgo.
Acciones concretas para Altotonga
Aunque el comunicado original no detalla la totalidad de las acciones, entre las medidas que el nuevo gobierno pretende poner en marcha destacan:
- La creación de espacios de atención comunitaria integrados: psicólogos, trabajo social, redes vecinales.
- Charlas y talleres dirigidos a adolescentes y jóvenes, en centros educativos y espacios públicos, sobre salud mental, autocuidado y prevención de adicciones.
- Campañas de sensibilización para reducir el estigma hacia quienes viven con trastornos mentales o usan sustancias, promoviendo el lenguaje adecuado y la inclusión.
- Coordinación con escuelas para implementar tamizajes tempranos y detección de conductas de riesgo entre el alumnado.
- Seguimiento y vinculación de personas con diagnóstico o consumo problemático hacia servicios especializados, y establecimiento de rutas de atención municipal.
Retos por enfrentar
Implementar estas políticas en un municipio implicará varios desafíos:
- Recursos humanos: Contar con personal especializado (psicólogos, trabajadores sociales, educadores) vulnerables en contextos locales.
- Accesibilidad geográfica y cultural: Asegurar que todas las comunidades del municipio, incluidas las rurales, tengan acceso a los servicios.
- Sostenibilidad financiera: Garantizar que las acciones no queden en promesas de campaña sino se conviertan en programas permanentes.
- Monitoreo y evaluación: Medir el impacto real en la salud mental y el consumo de sustancias permitirá ajustar estrategias.
- Cambio de paradigma: Pasar de la mera prevención al enfoque de promoción del bienestar, comunidad y derechos humanos, tal como lo establece el marco nacional.
Conclusión
La nueva gestión en Altotonga apuesta por hacer de la salud mental y la prevención de adicciones una prioridad real y tangible. Si bien el camino es complejo, los marcos nacionales ya lo han reconocido: es tiempo de actuar, no solo de hablar. La clave será la articulación entre gobierno, escuela, comunidad y familia para avanzar hacia un municipio más saludable, incluyente y resiliente
